Comenzamos un nuevo curso y con él, nuevos retos. Este año os propongo ser aún más conscientes de la manera en la que usamos el lenguaje dentro del aula. Hay muchas formas de aplicar un lenguaje inclusivo a nuestra forma de hablar.
Antes de dejaros algunas recomendaciones, os cito textualmente un fragmento del libro de María Martín Barranco "Ni por favor ni por favora", que me hizo verdaderamente replantearme mi forma de usar el lenguaje en clase.
Primero, la niña aprenderá que se dirigen a ella llamándola "niña". Por tanto, si oye frases como "los niños que terminen pueden ir al recreo", permanecerá sentada en su pupitre contemplando impaciente la tarea concluida en espera de que una frase en femenino le abra las puertas del ansiado recreo. Pero estas frases no suelen llegar nunca. Es más probable que la maestra diga al advertir que ha terminado: "Fulanita, he dicho que los niños que hayan terminado...", y si sigue sin darse por aludida, entonces le explicará que cuando dice "niños" se está refiriendo también a las niñas. Pero si incurre en el error de creer que la palabra "niño" concierte por igual a los dos sexos, pronto verá frustradas sus ilusiones igualitarias. La hilaridad de sus compañeros ante su mano alzada le puede hacer comprender, bruscamente, que hubiera sido mejor no darse por aludida en frases del tipo: "Los niños que quieran formar parte del equipo de fútbol que levanten la mano". En casos como este, la maestra suele intervenir recordando: "He dicho los niños", ante lo cual la estupefacta niña pensará: "Pero ¿no había dicho los niños?".
La niña debe aprender su identidad sociolingüística para renunciar inmediatamente a ella. Permanecerá toda su vida frente a una ambigüedad de expresión a la que terminará habituándose, con el sentimiento que ocupa un lugar provisional en el idioma, lugar que deberá ceder inmediatamente cuando aparezca en el horizonte del discurso un individuo del sexo masculino, sea cual sea la especie a la que pertenezca.
De este mismo libro, os dejo algunas ideas que nos pueden servir en nuestro día a día.
Os animo a poner en práctica algunos trucos en nuestro día a día, veréis como poco a poco integraremos nuevas formas y nuevas palabras a nuestro vocabulario y por supuesto, ¡ no tengamos miedo a equivocarnos!
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